Aún recuerdo mi primer gran bolo con cartelazo en una sala gorda de la Capital. Estuve preparando el show durante más de dos semanas. Superé la guerra de "la prueba de sonido", cosa que siempre exijo, e ignoré a algún "compañero" de esos que sólo intentan meterte miedo acerca del sonido, organización y demás. Pero había algo para lo que no estaba preparada aún. El gran día habia llegado y allí estaba yo.
Y también estaban ellos. Como si de una peli de terror se tratara.
Subí al camerino con mi mejor sonrisa. Saludé a todos: maquilladores, bailarines, equipo...
Mientras uno de los maquilladores me miraba de arriba abajo (con bastante condescendencia) me preguntaba "si era yo, la que iba a cantar"; le respondí que sí, y pregunté amablemente si podría maquillarme cuando acabara con la nena que estaba... Su respuesta fue: "Yo no maquillo vocalistas". (Eín??? WTF!! ) Ellas vienen arregladas de su casa.
Entonces dije yo: "Cariño, tu jefe me ha dicho que ibáis a peinarme y maquillarme". En esos momentos de tensión continué diciendole de buena onda..."Tranquilo que le llamo en un segundo y él te lo confirma".
No me maquilló. Me maquilló su compañero, y me maquilló la última de las 10 chicas que había. El me peinó. Y por supuesto ya no le quedaba nada de pelo para mi postizo. Gracias a dios, una compañera me prestó una peluca con la que este "ser" me hizo el peor recogido de la historia... Qué cuadro!!
Mis compañeras, entre medias, charlaban acerca de la nueva chica que iría la semana que viene a cantar, de nombre similar al mío (OHHHH xDDDD), y yo callada porque esta fecha estaba también cerrada conmigo. Una de las dos no la haría. Adivina, adivinanza!!... Acertaste!! Esa "una", fui yo.
La noche del terror aún no había acabado. JAJAJAJAJÁ.
No sabía ponerme las pestañas postizas. Miraba el pegamento y el pestañote. El pestañote y el pegamento. Yo creo que hasta estaba dando lástima al individuo maquillador, cuyo nombre prefiero no recordar. Tras preguntarle de nuevo si podía echarme otro cable, accedió de mejor humor, supongo que tras humillarme en repetidas ocasiones ya se sentía mucho mejor.
Nunca nadie más me volvió a maquillar, peinar, ni a colocar unas pestañas postizas;)
Entonces vino uno de mis agentes a decirme que el promotor no quería que hiciera todo el show que llevaba preparado. Que hiciera sólo un tema, porque no se fiaba de que lo hiciera bien. Yo alucinando en colores, claro. Ese mismo promotor que al presentarnos despues del show, sólo me miró a las tetas y me felicitó.
Pues bien, ahí no quedaba la cosa. Llegó el director artístico un poco apurado, a decirme que no podría interrumpir la sesión del DJ, así que debía salir a cantar ya mismo, pero YAAAA MISMOOOO! antes de que él empezara.
Despues de darme cuenta que no debo ofrecer caviar a los cerdos, yo sólo quería acabar con esa pesadilla y llevarme mi pasta. Eso hice. Apreté dientes. Respiré hondo. Salí al escenario y empecé a cantar. Cobré. Y me fui a casa, sabiendo que ya no volvería la semana que viene.
Mi segundo gran bolo, no fué mejor en absoluto, jajajajá!! Fue más rocambolesco si cabe;)
Pero llega un buen día en que manejas totalmente tu trabajo, entorno y situación. Y ya nadie te para:) OUU YEAHHHHHH!!!
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